¿El Fin de la Superpotencia Solitaria? (I)

Publica hoy ElPais.es un artículo que comienza así:

Los representantes de 118 naciones reunidos en la 14ª Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (MNOAL) acordaron ayer, una declaración a favor del multilateralismo y en contra de «las medidas coercitivas y unilaterales que imponen algunos países desarrollados», en obvia referencia a Estados Unidos.

Este artículo me ha recordado a otro que escribió Samuel Huntington hace ya algunos años y que se titulaba “La Superpotencia Solitaria”. Un artículo que explica con claridad que si bien en el mundo existe una superpotencia que preferiría e intenta actuar atendiendo únicamente a sus propios intereses tendrá que acabar por la negociación, por apostar por el multilateralismo. De no hacerlo podría desaparecer.

“Actualmente sólo hay una superpotencia. Pero eso no significa que el mundo sea unipolar” afirma el politólogo norteamericano. Un mundo unipolar, a diferencia del que nos encontramos, sería aquel en el que una superpotencia tuviera hegemonía para realizar los actos que deseara plegándose el resto de actores a sus deseos o sin encontrar la oposición de ninguno de ellos en la esfera internacional. La realidad nos muestra que la afirmación de Huntington es cierta: pasando por cuestiones que precisan la colaboración de la comunidad internacional en su conjunto tales como la lucha contra el crimen organizado internacional, las enfermedades epidémicas o la degradación del medio hasta cuestiones en las que necesita la colaboración particular de sus aliados como en el pantano irakí o en el, a punto de desintegrarse, Estado de Afganistán. Queda claro, por tanto, que Estados Unidos, lejos de lo que desearía, no es una potencia hegemónica en un mundo unipolar.

Sin embargo tampoco podemos definir la situación actual de las cosas por la estructura contraria. Un mundo multilateral sería aquel en el que, incluso existiendo diversas potencias, éstas compartirían su poder y tomarían las decisiones en conjunto pues ninguna de ellas podría superponerse a las demás. Un escenario, que claramente tampoco corresponde a la realidad actual donde sí existe una superpotencia que es capaz de realizar actos por sí misma sin tener, en muchas ocasiones, en cuenta a los demás Estados. No hay mas que referirse a las recientes actuaciones de Estados Unidos en la Guerra de Irak cuyo inicio, según reconocidos internacionalistas, ha supuesto un quebranto de las normas recogidas en la Carta de las Naciones Unidas. Parece claro que la Sociedad Internacional no es un mundo multipolar.

¿Qué es entonces? El mismo Huntington, en un intento por explicar la situación actual, describe la Sociedad internacional actual como “unimultipolar”. Un neologismo con el cual pretende transmitir la idea siguiente: el mundo alberga a una superpotencia, Estados Unidos, pero junto a ella existen otras grandes potencias, que sin capacidad para anularla sí resultan, en cambio, imprescindibles para que la primera pueda conseguir sus objetivos. La imagen que mejor ejemplifica esta situación es la necesidad de la superpotencia de recurrir a sus aliados para hacer frente a su lucha mundial contra el terrorismo yihadista sin los cuales no podría mantener su posición en territorios tan hostiles en la actualidad como Afganistán o Irak.

Llegados a este punto será interesante comprender cuales son las bases de este sistema, las fuerzas que, en tensión, sostienen el “orden” internacional. Se trata de luchas encarnizadas, batallas cruentas, que, afortunadamente, suelen circunscribirse al mundo diplomático. Batallas que dejaremos para una segunda parte de este artículo…

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