Barroco

Cuando uno va al teatro hoy en día y se decide por algo contemporáneo, suele salir de la sala pensando que algo no encaja. Que en ocasiones la historia, si la hay, podría estar mejor contada. Que el director no necesitaba tanta parafernalia para contar, para denunciar, para decir lo que quería decir.

Barroco, es una de las mejores representaciones que he visto este año. Creyendo ir a ver una interpretación de las amistades peligrosas, éstas acaban convirtiéndose en el vehículo de la denuncia del teatro actual. Porque el teatro actual es de todo menos actual. Es Barroco.

Y así lo pone en evidencia constantemente el director Tomaz Pandur a través de tres maravillosos actores, un soberbio Asier Etxeandía, Blanca Portillo y Chema León. ¿Es necesario hoy en día un narrador? ¿A qué sus contorsiones sobre el escenario? ¿Es preciso vociferar? ¿Impostar la voz? ¿No dejar lugar al silencio? ¿Exprimir todo un racimo de uva con la mano? ¿Estallar sandías contra el suelo? ¿Utilizar narrativas apenas inteligibles? ¿Voseo?

En Barroco es todo tan contemporáneo que lo contemporáneo queda en evidencia: no es.

Y al final, todo encaja. La despedida de la obra es apoteósica. De lo mejor que he visto. Crítica al espectador, sutil y certera. No se lo pierdan por nada del mundo. Y, sobre todo, aplaudan. Aplaudan…