Cómo ser influyente (de verdad)

El poder es la capacidad para cambiar las cosas. Erróneamente pensamos que hay gente que tiene poder y que hay otra que no. Y generalmente nos solemos poner del lado de los que no tienen poder. Sin embargo, todo el mundo tiene poder. Mayor o menor, pero todo el mundo tiene poder. La gran diferencia entre unos y otros radica en que uno saben como ejercerlo y otros no.

La influencia es una de las maneras en las que se ejerce el poder. Y todos tenemos la capacidad para influir. Todos podemos ser influyentes. Aquí van algunas ideas de cómo ejercer tu capacidad de influencia:

En primer lugar, tienes que saber qué quieres cambiar. Uno no es influyente porque sí. Ni la influencia se ejerce en el vacío. La influencia es un mecanismo que se utiliza para cambiar cosas concretas. ¿Qué es lo que quieres cambiar?¿Quieres que los partidos políticos sean más abiertos?¿Quieres que una empresa se responsabilice de sus trabajadores en un país en vías de desarrollo?¿Quieres impedir que los recortes afecten a la biblioteca de tu ciudad? Es tan importante el tener claro qué quieres cambiar como que se trate de algo concreto, conseguible, relevante y que puedas darte un plazo de tiempo razonable para conseguirlo. También es muy importante que seas capaz de explicar por qué es importante movilizarse para cambiar eso en concreto. ¿Qué efectos tiene para nuestra vida en común?¿Cómo afecta a la vida de los demás?¿Y a nuestra vida concreta?¿A la tuya? Si no explicas por qué algo es importante -y lo haces de forma clara, breve y concisa- los demás no podrán ayudarte. Ni aunque quieran.

En segundo lugar, tienes que saber a quién debes influir. Como decía antes, la influencia no se ejerce en el vacío. Se ejerce sobre una persona o sobre un grupo de personas porque son las personas las únicas capaces de provocar los cambios que queremos ver. Por eso es muy importante saber quien tiene el poder real de tomar una decisión sobre el asunto que queremos cambiar. A veces es fácil encontrar a la persona o personas a las que queremos influir. Generalmente son quienes tienen poder formal: un miembro de un partido político, el director general de una empresa, un alcalde… Pero en ocasiones resulta también interesante pararse a pensar en cómo podemos ir más allá y buscar a la persona o personas que tienen influencia sobre ellos. Determinados medios de comunicación pueden ejercer una fuerte influencia sobre un líder político, los anunciantes tienen mucha capacidad para influir al director de una empresa basada en publicidad, en otras ocasiones sois tú y tus vecinos los que tenéis más poder del que creéis sobre vuestro alcalde… Encuentra a qué son sensibles las personas sobre las que quieres influir e influye sobre ellos también.

Finalmente, tienes que luchar por la visibilidad de tu causa. La influencia es una forma de ejercer poder y consiste en saber ejercer presión, mayor o menor, sobre una persona o grupo de personas que quizás no están haciendo lo correcto o no están prestando la atención debida a un asunto importante. Por eso es importante tanto generar ese grado de presión suficiente como lograr mantenerla. De nada sirve ejercer mucha presión de golpe si la persona sabe que esa presión pasará. Del mismo modo, tampoco resulta muy útil continuar con una acción de presión si no se está ejerciendo con la intensidad necesaria. Para generar y mantener esa presión tienes a tu disposición decenas de herramientas. Cada una sirve en momentos distintos y para fines diferentes. Por eso es importante pensar cómo y cuando utilizarlas. Puedes empezar escribiendo un post en tu blog y redes sociales para conectar con tu gente, iniciar una petición online para conseguir más apoyos, convocar un acto para visibilizar tu causa como una entrega de firmas, una manifestación o un acto reivindicativo, puedes ofrecer tu historia a los medios de comunicación locales, regionales y estatales. Lo importante es que tu causa se vea y que se mantenga visible. Que ejerza presión. Y no abandonar. Porque la única causa que se pierde es la que se abandona.

Si te suena todo esto demasiado abstracto, demasiado teórico o te cuesta verlo, te dejo un vídeo que cuenta las historias que hicieron exactamente eso. Personas normales y corrientes que un día decidieron que algo debía cambiar, encontraron a la persona que podía cambiarlo y ejercieron la presión suficiente para lograr el cambio que querían ver:

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