Gracias, Don Inocencio

Sobre los diplomáticos se han dicho muchas memeces. Cualquier escritor ocurrente de las primeras décadas de nuestro siglo ha hecho su frasecita sobre nosotros. Recordaré una: «Hay tres clases de criaturas que cuando parece que se van, vienen, y cuando parece que vienen, se van: los cangrejos, las mujeres y los diplomáticos». La afirmación es efectista, aparentemente brillante, pero en el caso de las mujeres y los diplomáticos -no estoy muy familiarizado con el mundo de los cangrejos-, una estupidez.

Así empieza el libro que me acaban de regalar y que me he zampado en menos de una horita. Les cuento: tengo un amigo que trabaja en la tele y con el que he estado cenando. La cosa es que al llegar a su casa me dice: «me han dado un regalo para tí, un libro». Y se ha puesto a rebuscar. Yo, intrigado, le he preguntado que de quien provenía tanta generosidad. «De Inocencio Arias» -me ha espetado-. Mi cara, sorpresa absoluta. Por lo visto, Don Inocencio Arias participó en su programa de televisión y hablando… hablando… mi amigo Germán le dijo que tenía un amigo que estaba preparándose para lo de ser diplomático y aquél le puso este libro en sus manos. Y Germán en las mías. Me ha hecho mucha ilusión.

El libro tiene ya sus años (la edición es de 1994) pero sigue estando vigente en lo que resulta más importante. Es una aproximación a la profesión de diplomático -estupendo para aquellos que quieran saber en qué consiste ser diplomático español- relatado en forma de entrevista al célebre miembro de la Carrera Diplomática española. Y es cortito, cosa que para un opositor es de agradecer. El libro ideal para cuando empiezas.

Don Inocencio, aunque no vaya a leer esto porque no sabe quien es ese chico al que le ha regalado el libro, le expreso desde aquí mi agradecimiento por el detalle. Lo guardaré con cariño.