La Vergüenza: Olvidar Uzbekistán

Resulta pasmosa la capacidad para olvidar que tenemos las personas. Pasmosa y en este caso vergonzosa. Y esa vergüenza empieza por mí mismo.

No hace ni 24 horas que publiqué un artículo sobre como las cifras nos dejan ya insensibles y los cartógrafos tienen que inventar nuevos métodos para conseguir plasmar visualmente (único estímulo al que parecemos reaccionar) la realidad de nuestro planeta. Tal vez esa insensibilidad ha sido la que me ha hecho olvidar que hace ahora un año cientos de hombres, mujeres y niños eran acribillados por el ejército de Uzbekistán mientras protestaban contra el régimen y reclamaban mejores condiciones de vida. Intentemos volver la vista atrás…

Como nos intenta recordar Human Rights Watch, hace un año 23 hombres de negocios eran juzgados en el país uzbeko acusados de pertenencia a un grupúsculo islamista (Akramiyya). Juicio que provocó el 13 de mayo el levantamiento de la ciudad de Adizhan. En dicha ciudad, los rebeldes habían ocupado el ayuntamiento, asaltado una prisión (liberando a más de 600 presos, entre ellos los 23 hombres de negocios) así como una guarnición y una comisaría. Asimismo, los rebeldes convocaron a una multitud que protestaba por el opresivo régimen impuesto por su presidente Islam Karimov. Fue entonces cuando se desencadenó el fatal acontecimiento en el que murieron 187 personas según las autoridades uzbekas, 745 según el jefe del partido no legalizado Campesinos Libres y más de 1500 según las organizaciones internacionales. Nada que envidiar a la masacre de Tiannanmen…

La explicación a todo esto se remonta a 1991, momento a partir del cual el régimen autoritario de Karimov se enfrenta a diversos grupos de oposición de corte islamista que realizan todo tipo de acciones contra el gobierno. Desde entonces, Uzbekistan, además de la propia situación política, ha tenido que sufrir en 2004 actos que han marcado fuertemente al país como los atentados de Bujara y Tashkent o los ataques suicidas contra las embajadas de Israel y Estados Unidos y la Fiscalía General con numerosos muertos y heridos en cada ocasión (¿De verdad quieren números?).

Como ya apuntaba Joaquim en un comentario a un artículo que publiqué en Cosas de la Diplomacia 2.0, el autoritarismo del gobierno está provocando que la población organice su resistencia entorno a organizaciones islamistas. Este hecho, unido a la Guerra contra el Terror de Estados Unidos así como la vinculación que Karimov ha establecido entre los islamistas de su país y la red de Al Qaeda, ha provocado que los atentados contra los Derechos Humanos perpetrados por el régimen de Karimov hayan sido manipulados en pos de la lucha contra el terrorismo internacional y por lo tanto la represión contra la población, lejos relajarse, se haya acentuado y que el umbral de una posible apertura democrática haya recibido un portazo. Y todo ello con el beneplácito de Moscú y Estados Unidos.