Bombas de Racimo: Campaña

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Resumen
El 4 de septiembre de 2007, lancé desde este blog un envite al resto de la blogsfera: unirnos para conseguir que el gobierno español se comprometiera a ratificar, sin excepciones, el Tratado contra las Bombas de Racimo. La respuesta no se hizo esperar y, en pocos días, cientos de bloguers de todo el mundo hicieron suya la campaña «Di NO a las Bombas de Racimo». Los principales periódicos y radios de España se hicieron eco de la noticia, los representantes en el Congreso empezaron a recibir cientos de cartas individuales pidiendo un cambio en la postura de España mientras la campaña llegaba a miles de personas. Al cabo de dos semanas, el 21 de septiembre de 2007 el gobierno anunciaba un cambio en su postura respecto del Tratado y se comprometió a firmarlo sin establecer condiciones. El 3 de diciembre de 2008 España firmaba en Oslo el Tratado de Prohibición de las Bombas de Racimo.

La campaña
El objetivo de esta campaña era conseguir que España ratificara en 2008 un tratado en contra de las bombas de racimo, un arma de efecto indiscriminado, y en favor de sus víctimas. Un acuerdo tajante.

Las bombas de racimo suponen un peligro para los civiles en un conflicto bélico debido a su imprecisión y a su amplia dispersión. Esta falta de distinción entre objetivos civiles y militares atenta contra los principios del Derecho Internacional Humanitario. Pero no solo eso sino que las bombas de racimo se convierten, posteriormente, en una suerte de minas antipersona. Mucho más peligrosas que éstas ya que si las minas necesitan ser pisadas para estallar, la submunición de las bombas de racimo pueden activarse de muchas maneras, incluso por el viento. Sin olvidar que, por su forma y color, resultan atractivas para los niños, quienes se han convertido en sus principales víctimas en todo el mundo.

Era necesraio parar esto. Para hacerlo se había iniciado un proceso encabezado por Noruega, el proceso de Oslo, que en su declaración establece como meta la ratificación de un tratado para erradicar estas armas que provocan un daño y un sufrimiento desproporcionados. España se había unido a este proceso pero ya en la reunión que tuvo lugar en Lima durante el mes de mayo de 2007 había mostrado reticencias a conseguir un tratado que prohíba todos los tipos de bombas de racimo.

En particular, España había intentado que se dejara fuera del tratado aquellas bombas de racimo cuya submunición tuviera un mecanismo de autodestrucción. Esto no resultaba aceptable. Dichos mecanismos fallan. El porcentaje de submunición sin estallar en las bombas de racimo puede llegar a alcanzar el 25%. En los bombardeos de verano de 2006 sobre el Líbano, el ratio de pequeñas bombas sin estallar alcanzó cotas de entre el 30 y 40% según los expertos en desminado de Naciones Unidas en la zona.

Los ciudadanos, y en especial los blogueros españoles, debíamos unirnos para exigir la firma de un tratado sin excepciones. Un tratado que terminara de una vez y para siempre con estas bombas crueles. Conseguir que España dejara atrás sus reticencias y se pusiera a la cabeza de este movimiento estaba en nuestras manos. La convicción de uno no bastaba, la decisión de algunos era precisa, la voz de muchos resultaba indispensable.