Seminario de Diplomacia Pública I

Gracias a la invitación del Real Instituto ElCano estoy asistiendo hoy al Seminario sobre Diplomacia Pública que se celebra en la Escuela Diplomática de España.

Escuela.jpgEn la sesión inagural hemos podido contar con la presencia de la Ministra de Cultura, Carmen Calvo, así como con el Director Adjunto de la Escuela Diplomática y del Vicepresidente del Real Instituto ElCano. Más tarde, me gustaría comentar la intervención de la Ministra pues ha sido interesante su aportación pero ahora que tengo poco tiempo (vuelvo a la Escuela en menos de una hora) me gustaría centrarme en la primera de las sesiones en la que bajo el título Presente y Futuro de la Diplomacia Pública han intervenido Javier Noya, Jan Melissen y Phillipe Fiske. De entre todas las intervenciones me gustaría quedarme con la del español Javier Noya quien ha hecho un repaso claro de lo que es y de lo que no es la Diplomacia Pública.

Según Noya, la Diplomacia Pública es «la actividad de comunicación exterior que realizan los países en otros países con el fin de influir directamente en los ciudadanos del otro país«. Se trata de una forma de promoción de los intereses nacionales directamente frente a los ciudadanos, frente a lo que hoy se llama la opinión pública. Su labor podría condensarse en las máximas de la extinta U.S.I.A.: analizar, informar, influir.

Hablar de Diplomacia Pública implica explicar por qué se ha convertido en uno de los temas estrella sobre el futuro (o presente inmediato) de la Diplomacia. Esa explicación pasa por la comprensión de dos fenómenos distintos.

El primero consistiría en la evolución que han sufrido los ciudadanos en los últimos años. Si hace 40 o 50 años el ciudadano medio era una persona escasamente informada y, por lo tanto, dificilmente interesada por las cuestiones internacionales; hoy eso ha cambiado, hoy el ciudadano medio tiene acceso a toda la información que desee gracias al desarrollo en general de todos los medios de comunicación y en especial por la aportación de internet. Esa mayor información provoca que los ciudadanos sean, en términos generales, sujetos mucho más competentes para comprender la política exterior de su país, criticarla y, en consecuencia, modificarla. Por ese motivo hay que llegar a ellos.

El segundo de los motivos es de aspecto más general. Tras la caída del Muro de Berlín, múltiples analistas han coincidido en decir que frente a la facilidad de comprender un sistema de bloques como el de la Guerra Fría, en la actualidad es díficil definir la situación en la que las relaciones internacionales se encuentran. Existe una fuerte confusión internacional acerca de en qué tipo de mundo vivimos. Por ello, hay países que quieren aprovechar este momento de impasse para proyectar hacia la Sociedad Internacional su propia visión del mundo, influir en los demás para conseguir que el mundo sea un mundo que refleje sus valores y principios. Es decir, la Diplomacia Pública serviría a los intereses de múltiples países con la finalidad de transformar el mundo. Es lo que Noya dice que podría llamarse Diplomacia Transformativa.

Las manifestaciones de la Diplomacia Pública son multiples, así podemos decir que parte de la labor en este sentido la realiza la sociedad civil, las ONG o incluso los ciudadanos de nuestro país que se encuentran residiendo en el extranjero (diplomacia de diáspora). Frente a estas nuevas vías de relación con el exterior cabe, por lo tanto, preguntarse cuál es la relación que tiene la Diplomacia Pública con la Diplomacia Tradicional, la de Jefes de Estado y representantes diplomáticos. Dice Javier Noya que no son incompatibles sino complementarias. De hecho la Diplomacia Pública sería una especie de instrumento zapador para la Diplomacia Tradicional en cuanto que prepara el terreno para la realización de otras cuestiones. Y no solo eso sino que, además, tendría otra utilidad complementaria de la Diplomacia Tradicional, el servir de colchón en los casos en los que falla la Diplomacia Tradicional ya que permite mantener contactos informales cuando se rompen las relaciones diplomáticas.

Distintos países llevan ya años aplicando políticas de Diplomacia Pública, en muchas ocasiones de forma errónea como reflejaré en la segunda parte de este post y que no me da tiempo escribir ahora mismo porque debo volver a la Escuela Diplomática para asistir a las sesiones de tarde sobre Las Políticas de Diplomacia Pública en el Mundo y sobre La Diplomacia Pública en España.

Les dejo por un rato.

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