¡Populismo!

Populismo

Se considera que el término populismo surgió en el segundo tercio del siglo XIX en Rusia, con los Narodniki («populistas»). Sin embargo, y pese a que dicho fenómeno no tuviera todavía nombre es lógico pensar que existió con anterioridad; de hecho, el propio Shakespeare hablaba de la «insolencia del cargo» en Hamlet para referirse a la sublevación de las masas frente a un comportamiento inadecuado de quien ostentaba el poder.

Es esa, quizás, su definición más acertada: la oposición directa por parte de una masa de gente a quien se encuentra en el poder o, en el caso de haberlo logrado, la oposición a quien quiera arrebatárselo. Existen, y han existido, todo tipo de populismos; por lo que no podemos afirmar que se trate de un comportamiento ligado a izquierdas o derechas. El populismo no es una ideología.

Sin embargo sí podemos observar en la mayoría de casos dos rasgos comunes y característicos de todo populismo:

El primero de esos rasgos es la voluntad de estos movimientos de arrogarse el representar la verdadera democracia frente a unos representantes que han desvirtuado la confianza que es había depositado en ellos.

El segundo es la apreciación por parte de la masa de la posibilidad de dar satisfacción a sus deseos más inmediatos sin necesidad de esperar, sin necesidad seguir los tiempos lógicos para la consecución de los cambios.

Este último rasgo provoca que en la mayoría de los casos las masas de sientan satisfechas con soluciones tales como la expulsión de los extranjeros para acabar con la delincuencia, el paro o bien expulsar a las empresas extranjeras acusadas de provocar grandes males.

Y ésto, a su vez, provoca que el populismo, al replegarse sobre sí mismo sea una noción fuertemente unida a la idea de nacionalismo. De hecho, en más de una ocasión ha recibido el nombre de nacional-populismo.

Fuente: Estado del Mundo 2007