¿Tiene Futuro el castellano en Estados Unidos?

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En los últimos años no dejamos de ver recurrentemente en los periódicos noticias con titulares que nos dicen que el castellano (español para algunos) desplazará al inglés en Estados Unidos. ¿Cuánta verdad hay en esa afirmación?

Es cierto que la inmigración hispana es cada vez más importante, habiendo llegado a alcanzar el 12% de la población norteamericana (siendo probablemente un porcentaje mayor si saliera a la luz la gran bolsa de inmigración ilegal existente en estos momentos). Estamos hablando, al fin y al cabo, de más de 35 millones de personas de los cuales un 65 por ciento es de origen mejicano mexicano, un 14 de Centro y Suramérica, un 10 por ciento de Puerto Rico y un 11 de Cuba.

Se dice que el hispano que ha migrado a EEUU es pobre, de escasa formación y ocupa tareas mal pagadas. Sin embargo, a ese perfil se está superponiendo otro nuevo, el de la fuga de talentos y profesionales latinoamericanos. En particular, y según un estudio de StatMark, empresa de investigación y consultoría con oficinas en Miami y Venezuela, buena parte de los más recientes inmigrantes tienen títulos universitarios, buen dominio del inglés, operan como inversores y obtienen correctos ingresos anuales. ¿Qué papel representará cada uno de estos dos grupos en el afianzamiento del castellano en el seno de la primera potencia mundial?

Hasta ahora, según el Pew Institute, la tendencia apunta a que si bien los inmigrantes recién llegados prefieren comunicarse en castellano, transcurridos unos años sus preferencias cambian y se inclinan por el inglés como vía de comunicación. En particular, el 47 por ciento de los que viven en Estados Unidos desde hace 12 años o menos prefiere los medios de comunicación en castellano, mientras que esa cifra cae al 31 por ciento entre los que llevan 13 o más años en el país.

Sin embargo, y pese a la tendencia a la integración, ocurren cosas como la venta de 30 millones de ejemplares de Cien Años de Soledad del premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez en territorio norteamericano. Sorpresa que se repitió con su más reciente libro Vivir para Contarla que en pocos días vendió unos 50.000 ejemplares en castellano, obligando a editores y libreros estadounidenses a tomar muy en serio el mercado de los libros en castellano. No hay que olvidar que esos más de 35 millones de hispanos que viven en EEUU son, además, un enorme mercado de unos 270 millones de dólares anuales, una cantidad nada desdeñable. Si esta situación se reprodujera análogamente a distintos sectores económicos ¿podríamos considerar la posibilidad de que el lucro inmediato a partir del mercado castellano parlante llevara indirectamente a un afianzamiento de esta lengua y a un cambio de preferencias por el idioma castellano a largo plazo?

Como ven, tengo muchas preguntas y pocas respuestas. Teniendo en cuenta que la mitad de visitas a este blog proviene de Estados Unidos (sí, la mitad), a lo mejor ustedes me pueden ayudar.