Bangladesh: El Negocio Social

Muhammad Yunus es de Bangladesh y recibió el pasado domingo 10 de diciembre el Premio Nobel de la paz. El quien es y lo que ha hecho se lo explican estos días en todas partes. Yo quiero fijarme en algo que expuso en su discurso de entrega del premio (vídeo). Algo revolucionario y a lo que la mayoría de periódicos no parecen haber prestado atención: el Negocio Social.

Yunus propuso una nueva teoría económica según la cual el empresario no debe ceñirse a una única visión empresarial, la del lucro, sino que existe una visión alternativa: la de buscar el bien ajeno.

Evidentemente, cada visión da lugar a un modelo de negocio distinto. El primero sería el negocio lucrativo. El segundo, el negocio social.

El negocio social, evidentemente, estaría destinado a mejorar el entorno pero no por ello sería un negocio en el que el inversor no pudiera recuperar lo invertido. La única diferencia radicaría en que el dividendo sería reinvertido en la empresa para ampliar y profundizar en su área de dedicación.

Una vez este tipo de negocio fuera reconocido por las leyes, las empresas tendrían una nueva vía de concurrencia en el mercado al margen de sus actividades a través de fundaciones. Este nuevo modelo podría también atraer a personas anteriormente ligadas a sectores no lucrativos. El quid del asunto residiría en que estas nuevas organizaciones no dependerían de donaciones como vienen haciendo otro tipo de entes sino que serían autosuficientes y generarían beneficios ya que no funcionarían a pérdida. Ésto nos llevaría a un siguiente paso: crear un mercado de valores sociales para conseguir capitales.

Como dice el propio Yunus, se trata de una idea muy atractiva para jóvenes de todo el mundo que quieran ejercitar sus talentos a la par que trabajar por la construcción de un mundo mejor. Este tipo de negocios tendrían, además, la característica de poder arreglar cualesquiera de los problemas de los que adolece hoy el mundo. No es más que una cuestión de generar nuevos modelos de negocio que tengan en cuenta la efectividad de los costes y la eficiencia de la propia empresa. Los posibles sectores son múltiples: sanidad para los pobres, servicios financieros para los pobres, educación, tecnologías de la información…

«Suena muy bonito», me dirán. «Es una bonita teoría. Un bonito sueño».

Pues no. No es solamente una teoría, no es un sueño. Es una realidad. Yunus ha creado ya dos empresas de este tipo. La primera es una fábrica de yogur para proveer de este alimento a los niños malnutridos de Bangladesh. Es una joint venture con Danone. La otra empresa es una cadena de hospitales oftalmológicos. Cada uno de los hospitales va a llevar a cabo más de 10.000 operaciones de cataratas, diferenciando en los precios entre clientes ricos y pobres.

¿Algún inversor en la sala?

Muhammad Yunus