Bombas de Racimo: Armas Fuera de Control

Actualización 11/09/07:

Ya está disponible la nueva página sobre la campaña contra las bombas de racimo:

Si son ustedes lectores habituales de este blog, conocerán ya mi compromiso por acabar con la proliferación de las bombas de racimo o, en inglés, cluster bombs. Buscando algo más de información sobre el asunto me he topado con la campaña de Human Rights Watch que suma fuerzas para conseguir que en 2008 se firme un tratado que prohíba el uso, la transferencia y la producción de estas terribles armas. El breve vídeo de la campaña merece ser visto:

En la página de la campaña también aparece una lista de datos clave sobre la cuestión que no deberíamos olvidar y que me permito traducir aquí:

Las bombas de racimo suponen un peligro inmediato para los civiles durante los ataques debido a su imprecisión y a su amplio patrón de dispersión.

Tras el conflicto, las municiones del racimo suponen un peligro permanente a causa del alto número de munición similar a las minas antipersona que siembran el paisaje.

La forma y el reducido tamaño de las municiones en racimo resultan llamativas para los niños, quienes las confunden con juguetes. Los niños suponen el 60% de las víctimas de las bombas de racimo en Irak después de que Estados Unidos arrojara 61000 bombas de este tipo conteniendo más de 20 millones de submunición entre el 17 de enero y el 28 de febrero de 1991.

Las bombas de racimo abandonadas tras el conflicto matan y hieren a civiles que están intentando reconstruir sus vidas tras el conflicto.

Las submuniciones del racimo siembran pequeñas ciudades, granjas y campos impidiendo a la gente recolectar las cosechas o utilizar sus tierras durante décadas tras el fin del conflicto.

Las bombas de racimo han sido utilizadas y han causado daños a civiles en Afganistán, Albania, Bosnia y Herzegovina, Camboya, Chad, Chechenia, Croacia, Etiopía, Eritrea, Irak, Kosovo, Kuwait, Laos, Líbano, Montenegro, Pakistán, Serbia, Sudán, Siria, Vietnam y el Sahara Occidental.

Miles de millones de submuniciones están almacenadas en 75 países del mundo.

De acuerdo con Human Rights Watch, España produce y almacena bombas de racimo.