Derribar Barreras y Romper Cadenas

Hoy es el día de la mujer. Pensé ayer en escribir un post sobre el tema pero enseguida me di cuenta de que había alguien que podía hacerlo mucho mejor que yo: mi compañera de oposición María Muñoz Maraver. Así que le pedí que me escribiera un artículo para Cosas de la Diplomacia y ella, amablemente, aceptó. Sin más preámbulos les dejo disfrutar de sus líneas.

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El lema elegido este año por las NNUU para conmemorar el Día Internacional de la Mujer es “Acabar con la impunidad de la violencia contra las mujeres y las niñas”, y este es un trabajo que no sólo se encuentra en manos de la justicia, si no en la de todos los ciudadanos, los padres, las madres, los familiares y amigos. Destaca la directora del Instituto Internacional de Investigaciones y Capacitación de las NNUU para la Promoción de la Mujer, Carmen Moreno, hoy en su artículo en El Mundo, que aún relegamos la violencia de género, a la esfera de lo privado, y ello dificulta enormemente acabar con su impunidad por poder considerar cualquier tentativa de reprimirlo como una “intromisión” por parte de la policía o de los allegados al denunciarlo. Ejemplo paradigmático de este problema es por desgracia Rusia, donde las mujeres se someten a una gran estigmatización en el caso de denunciar malos tratos, y legalmente no disfrutan de la protección necesaria para no sufrir las represalias de su atrevimiento. Defiendo el término “violencia de género” porque estimo que esta violencia se debe a la condición social de la mujer, y que se perpetúa gracias a la relación de poder existente hoy aún entre el hombre y la mujer en un marco social amplio, y subjetivo, no tan fácil de detectar en términos económicos o legales, si no mediante la interpretación de mensajes subliminales o la observación de vivencias personales.

Habiendo superado en España una igualdad legal, nos obliga el art. 9 de la Constitución a avanzar en derribar barreras y romper cadenas. Ésta es la tarea más difícil, por necesitar de políticas que se podrían estimar subjetivas y donde la ética puede confundirse con la ideología. Para acabar con la violencia de género, sería necesario acabar con las influencias en este sentido en la socialización del individuo, en la que según Parsons juega un papel esencial la familia, pero también el resto de círculos sociales, y yo destacaría principalmente el de los medios de comunicación y el de las escuelas y los libros de texto, en los que sólo un 25% de los personajes presentados son mujeres, en su mayoría con roles hasta hoy considerados “femeninos” como madres o amas de casa. El centro de Observación del Instituto de la Mujer juega un papel crucial en ello, papel que como explicaba puede parecer ideológico, pero del que no prescinden la gran mayoría de países occidentales, por ser el único camino al cambio paulatino de la imagen del hombre y la mujer como géneros diferenciados con diferentes roles y consideraciones sociales. Éste camino no sólo llevará a la paulatina reducción de la violencia de género y un aumento del respeto a la mujer, si no además a una mejora de la vida de aquellas mujeres que trabajan casi diez horas al día (comparado con las 7.5 del hombre) sumando el trabajo fuera y dentro de lo que para el resto de la familia es probablemente un hogar en el que descansar.

Así propongo que hoy, con más fuerza, nos decidamos a seguir cambiando lo que ya ha empezado a evolucionar, no lo olvidemos, gracias al esfuerzo de tantas mujeres, y de tantos hombres. “Es el momento ya de construir un nuevo modelo de relación entre mujeres y hombres, padres e hijos, en el que unos y otras se acepten tal y como son hoy, sin nostalgias de tiempos pasados que sólo para algunos fueron mejores” (Tobío, 2005:274)

María Muñoz Maraver