España en Misión de Paz: Afganistán

Desde el año 1989, España ha participado en 52 operaciones de paz y misiones de ayuda humanitaria y cerca de 72.000 militares de los tres Ejércitos las han hecho posibles en cuatro continentes. En el terreno económico también se ha hecho un gran esfuerzo, hasta el momento se han dedicado más de 3.500 millones de euros a sufragar el coste de estas operaciones.

Así resume el Ministerio de Defensa estos casi veinte años de colaboración en el mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales. Una colaboración que forma parte de un compromiso adquirido por España con los más desfavorecidos, con aquellos que no pueden dotarse a sí mismos de la seguridad más elemental que permite el desarrollo, con quienes han sufrido o sufren un conflicto armado.

Nuestro país es ya el país con mayor crecimiento económico de los países desarrollados, el que más empleo genera entre los mismos y el que mayor atención está recibiendo en los últimos años por situarse en la vanguardia del reconocimiento de los derechos de los ciudadanos. La situación interna de nuestro país se traduce directamente en el exterior con hechos como el haber aumentado la Ayuda Oficial al Desarrollo al 0’5% (y comprometerse a llegar al famoso 0’7% en tan solo cuatro años), siendo uno de los países que más aportan a Naciones Unidas y apoyando iniciativas como la Coalición contra el Hambre al tiempo que lanza propuestas propias como la Alianza de Civilizaciones.

En el ámbito del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales, España no es menos.

En estos momentos nuestras Fuerzas Armadas tiene presencia con unidades en Bosnia-Herzegovina, Kosovo, Afganistán y el Líbano y mantienen observadores en diversas misiones de Naciones Unidas y la Unión Europea con un total de efectivos próximo a los 3.000.

Me gustaría dedicar las líneas que siguen a una de estas misiones: La ISAF, la misión en Afganistán. Contrariamente a lo que algunos intentan hacernos creer, nuestros soldados se encuentran allí en una misión humanitaria.

La presencia de ISAF en Afganistán está amparada por varias Resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, siendo la última la 1707 de 12 de septiembre de 2006, en la que se prorroga la misión hasta el 13 de octubre de 2007.

En particular, las acciones de reconstrucción de nuestros hombres y mujeres en Afganistán han venido definidas por la AECI (Agencia Española de Cooperación Internacional) la cual en su plan de acción para 2007 se ha centrado en la mejora de las vías de comunicación, apoyo a la educación, regadíos y salud. Además, nuestras fuerzas colaboran en la formación de Ejército Nacional Afgano.

Sin embargo, su gran labor no está exenta de peligro. La muestra más reciente la tuvimos a principios de la semana pasada cuando dos soldados españoles fallecieron y otros tres resultaron gravemente heridos cuando explotó un artefacto bajo su vehículo BMR.

Si entendemos que nuestras fuerzas armadas deben colaborar en la reconstrucción de Afganistán arriesgando la vida de sus soldados, entenderemos también que el riesgo para la vida de los nuestros debe minimizarse. Nuestros soldados deben ir correctamente equipados.

Huyendo de ruidos absurdos entorno a inhibidores de frecuencia, en la blogsfera española está surgiendo un fuerte debate acerca de aquella cuestión. En particular ha nacido una campaña vecina pidiendo que se equipe a nuestros soldados con unos vehículos blindados, los MRAPS, que probablemente podrían haber evitado estas recientes pérdidas así como otras ocurridas en el pasado más reciente. Prestemosle al asunto la debida atención.