Estranguladas

Estos días tenemos de visita por Europa a Henry M. Paulson, el Secretario del Tesoro de Estados Unidos. Su visita, que acaba hoy en el Reino Unido, ha reabierto el debate sobre la actuación del Banco Central Europeo (BCE).

Como sabéis el BCE es el encargado de controlar el tipo de interés, es decir, el precio del dinero en la zona euro. La cuestión es que la Reserva Federal (también conocida como «la Fed») está manteniendo unos tipos de interés mucho más bajos que los europeos. Mientras que nosotros tenemos un tipo de interés alrededor del 4% en Estados Unidos la cosa está en torno al 2%. Ésto tiene diversas consecuencias:

En primer lugar, significa que a otros países les cuesta más caro comprar en Europa porque comprar nuestra moneda les resulta más caro. Esto se traduce en que las empresas europeas tienen más dificultades para exportar porque «por arte biribirloque» sus productos son más caros.

En segundo lugar, al ser más difícil pedir préstamos, porque son más caros, las empresas tienen más difícultades para invertir y por lo tanto para mejorar su productividad.

Si a todo esto sumamos que el precio del petróleo, es decir, el precio de todo, no deja de marcar precios máximo históricos cada poco tiempo, resulta claro que nuestras empresas están perdiendo competitividad respecto a sus competidores en el resto del mundo. Están estranguladas.

En la visita de Paulson al presidente del BCE Jean-Claude Trichet, el primero afirmó que «no hay duda de que el segundo cuarto de este año será un cuarto duro». A ésto el International Herald Tribune lo llama consuelo de tontos.

Frente a ésta situación, y frente al hecho de que hoy el BCE pueda volver a subir los tipos de interés, Sarkozy, que tantas críticas está recibiendo últimamente, ha vuelto a plantear algo que ya predicaba durante su campaña electoral: «El Banco Central Europeo debería preocuparse no sólo por la inflación sino también por el crecimiento económico».

Controlar la inflación es también importante porque consigue que nuestras empresas sean competitivas, es decir, lucha contra los efectos arriba mencionados pero Sarkozy argumenta: «Puedes doblar, triplicar los tipos de interés y eso no llevará a que baje el precio del barril de Brent».

Como ya he dicho antes esta ha sido una posición propia de Sarkozy desde hace mucho tiempo. El toque de atención ha venido cuando desde Alemania, mucho más escrupolosos en esta cuestión y fervientes defensores de la independencia del Banco Central, se han insinuado en el mismo sentido. Su ministro de finanzas dijo que «El BCE debería considerar los efectos que una subida de los tipos de interés tendría sobre el crecimiento económico».

La cuestión ahora es una disyuntiva, o controlar la elevada inflación que está sufriendo europa o bien animar la incipiente recuperación económica de Alemania, el motor económico de Europa…