Día mundial de la libertad de prensa y automáticamente me viene a la cabeza la imagen de China.
Me voy a la página de Amnistía Internacional y leo esto:
Desde el 1 de enero de 2007 los periodistas extranjeros no tienen que pedir permiso a las autoridades locales para llevar a cabo entrevistas e investigaciones. Pero no por ello la opinión pública china tendrá garantizado el acceso a los informes de los medios de comunicación extranjeros sobre cuestiones delicadas, tras las normas introducidas en septiembre que refuerzan los controles oficiales sobre la distribución en el país de noticias de agencias extranjeras. Otras normas han endurecido los controles sobre los medios de comunicación nacionales, que tienen que pedir permiso para informar sobre acontecimientos históricos «delicados», no pueden emitir noticias sobre 20 cuestiones concretas, como la corrupción judicial y las campañas pro derechos humanos, y están sometidos a un nuevo sistema de penalización por puntos si incumplen las normas, pudiendo ser clausurados.
En los últimos meses, las autoridades chinas también han intentado estrechar los controles sobre Internet, creando sistemas de bloqueo y filtrado de sitios web, con la ayuda tecnológica de empresas como Cisco o Sun Microsistems.
El periodista Shi Tao cumple condena de diez años de cárcel por enviar un mensaje electrónico a Estados Unidos a través de su cuenta de correo de Yahoo en el que se refería a una decisión del Partido Comunista. Las autoridades chinas lo acusaron de “facilitar de forma ilícita secretos de Estado a entidades extranjeras”. Según la transcripción de las pruebas presentadas ante el tribunal, la empresa estadounidense Yahoo, en una acción injustificable, facilitó a las autoridades chinas los datos de su cuenta.
Nada de lo que leo me sorprende. Nada parecería distinguir a China de otro países tales como Colombia, Cuba, Irak, México, Pakistan o Turquía. Países por los que la ONG presenta una especial preocupación.
Sin embargo, China sí requiere una especial atención en estos momentos, a lo largo de este año y del que viene. Se celebran allí los Juegos Olímpicos. Durante treinta días todas las miradas estarán centradas en ella. Por lo tanto, nos encontramos ante una oportunidad para que, tanto la ciudadanía de los países que disfrutan una libertad plena así como sus gobiernos, inviten al gigante asiático a dar pasos en favor de una mayor apertura. Es también una oportunidad para que las grandes empresas se posicionen claramente del lado de la defensa de los Derechos Humanos. En definitiva, una oportunidad para promover la profundización en la democracia y la protección de los Derechos Fundamentales en China.
Son muchos los que son conscientes de esta oportunidad. No es cuestión de desaprovecharla.