Startups: ¿Por qué Friendster no cuajó?

Bien sean fundadas en un garaje, bien a partir de una empresa establecida, las startups se enfrentan a decisiones sobre procesos e infraestructura. La velocidad a la que una startup puede aprender es su ventaja competitiva y un factor decisivo en su éxito. Pero las startups no pueden confiar en los procesos y la infraestructura que sus competidores establecidos utilizan, porque esas «mejores prácticas» tienden a matar la innovación disruptiva.

Pese a ello, las startups desarrollan cierto tipo de proceso -sea éste disciplinado, al azar, burocrático o empoderador- porque construir un gran producto depende de ello.

Lo único que necesitan hacer es equilibrar proceso e innovación. Las empresas que insisten en construir una infraestructura de primera antes de lanzar el producto están condenadas a «alcanzar el fracaso» porque carecen de feedback durante demasiado tiempo. Aprendí esta lección de primera mano en una empresa anterior (puedes leer la triste historia aquí). Sin embargo, las emprsas que adoptan la actitud del «just do it» sin ningún tipo de proceso están jugando a la ruleta rusa. La destacada startup Friendster tenía la ventaja de ser la primera en el espacio del networking social peró abrió el terreno a la competencia cuando no pudo crecer lo suficiente para satisfacer a la demanda.

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