Cómo salvar millones de vidas

Por fin un momento de paz y tranquilidad para poder leer y escribir sobre lo que más me gusta, la política internacional. Esta vez quiero dedicar unas líneas (ya saben que no suelo plegarme a la «rabiosa actualidad») a una cuestión que me resulta especialmente interesante a la vez que esperanzadora.

gfatm.jpg

Desde principios de este siglo, gobiernos de todo el mundo han comprendido que la salud es un factor clave en el desarrollo de los países más desfavorecidos. No es algo que tiene que venir cuando un país se haya desarrollado sino que sin salud no es posible ese desarrollo. Por ello decidieron esforzarse por elevar el nivel de salud de las poblaciones más afectadas. Esos esfuerzos están dando frutos.

Por ejemplo, de acuerdo con Michael Kazatchkine:

Las grandes instituciones que financian proyectos sanitarios, tales como el Fondo Global de Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria y el GAVI (Alianza Global por la Vacunación y la Inmunización) están obteniendo resultados significativos. En menos de cuatro años, la financiación del Fondo Global ha dado como resultado que 1,1 millones de personas estén recibiendo tratamiento contra el SIDA. Ahora, en total, más de 2 millones de personas reciben tratamiento contra el esta enfermedad, es decir se han multiplicado por 10 las ayudas en tan solo 4 años. El tratamiento contra la tuberculosis ha sido proporcionado a más de 3 millones de personas.

En definitiva, se estima que el número de personas que gracias a estos esfuerzos han evitado una muerte prematura es de 2 millones (una cifra que aumenta en 100.000 cada mes que pasa) por no hablar de la caída de la mortalidad infantil que se ha reducido en un 90% en zonas endémicas como en el sur de Mozambique. Impresionante.

La repercusión sobre la economía no se ha hecho esperar. Quien está sano puede encaramarse al sistema productivo y generar riqueza. Según un estudio de la Universidad de Yale se ha producido un incremento del 20% en la fuerza de trabajo y un 35% de aumento en el número de horas trabajadas entre quienes sufren el VIH en el oeste de Kenia habiendo transcurrido tan solo seis meses desde que se les proporcionó el tratamiento de retrovirales. ¿Sorprendente? No lo creo.

La consecuencia a medio plazo de políticas de este tipo, está claro, es que colocan a quienes estaban abocados a la muerte en la senda del desarrollo. Y creo que cualquier español puede sentirse orgulloso de ellos porque nuestro país ha sido uno de los que más ha contribuido en la consecución de estos fines ya que en los últimos cuatro años ha ido aumentando el porcentaje de Ayuda Oficial al Desarrollo situándose en el camino de alcanzar, en poco tiempo, el tan reclamado 0’7. Sigamos en ese camino.