Diplomacia Tipográfica

wai jiao

Es un húmedo día de enero de 1998. Un coche lleno de monjes tai lüe traquetea hacia el puesto de control que hay en la asfixiante carretera entre Birmania y China. Los guardas de la frontera hacen un gesto para que pasen ajenos al contrabando que se está produciendo. Oculta entre los ropajes azafrán del pasajero del asiento de atrás está una de las claves para lucha del pueblo Tai Lüe: una llave USB que contiene la última versión de los caracteres de la lengua Tai.

Benedict Anderson, uno de los principales estudiosos del nacionalismo y de las relaciones internacionales, afirmó que la imprenta, y su difusión, están estrechamente ligados a la contrucción de las naciones. Por lo tanto, las lenguas y los caracteres utilizados para transmitirlas, lo estarían también.

Así lo debió de entender también Mao Zedong pues en 1949, tan solo un mes después de haber alcanzado el poder, el Partido Comunista Chino establecía el Comité para la Reforma de la Lengua para simplificar la escritura del chino. Como dice John Emmerson en un fantástico artículo, este movimiento tenía la intención de luchar contra analfabetismo y unificar la nación, pero también funcionaba para aplastar a las distintas lenguas locales existentes en las fronteras chinas.

Pero no fueron los únicos, Mustafá Kemal Atatürk, fundador de la Turquía moderna, prohibió el uso de los caracteres árabes para escribir el turco susituyéndolo por las letras latinas y los números tal y como se escribían en occidente. También Azerbaiyán ha sufrido cambios en sus caracteres dependiendo del yugo bajo el que se encontraba: en el siglo VII se introducía la escritura árabe por conquista, escritura que duraría hasta los años veinte del siglo XX cuando, bajo dominio soviético, sería sustituida por la escritura latina y finalmente pasaría al alfabeto cirílico con el programa de colonización de Stalin. Por su parte, el serbio y el croata son dialectos similares de la misma lengua y sin embargo los serbios usan el cirílico y los croatas el latín. Lo mismo ocurre con el Hindi y el Urdu, que pese a compartir vocabulario y gramática, el primero se escribe en devanagari, históricamente asociado al hinduismo, y el segundo en árabe y se asocia al Islam. El Hindi se habla en la India y el Urdu en Pakistán.

Vista la importancia de los caracteres para construir naciones es evidente que su relevancia se traslada también al ámbito de la Política Internacional. Quizás uno de los mejores ejemplos lo pudimos ver durante el mes pasado cuando Ma Ying-jeou, el presidente de Taiwan, sugería que Taiwan podría abandonar la escritura tradicional y adoptar el chino simplificado utilizado por el país comunista.

Taiwan y China se separaron en 1949 tras la guerra civil pero Beijing siempre ha considerado que Taiwan es parte de su territorio. Cuando China simplificó su lengua, Taiwan acuñó su lengua como el chino standard buscando ahondar en las diferencias entre ambos territorios. Sin embargo, en los últimos años las relaciones entre Taiwan y China han mejorado enormemente desde que llegó al poder el gobierno de Ma en mayo de 2008 quien ha buscado la reconciliación y el establecimiento de lazos comerciales.

Como hemos visto, el sugerir la adopción del chino simplificado por parte de Taiwan es un gesto más importante de lo que podemos inicialmente apreciar, con implicaciones profundas para la política de la región y que, sin duda, podríamos describir como diplomacia tipográfica.