El Principio del Fin de las Bombas de Racimo

Tras el bombardeo del sur del Líbano en 2006, Zahra, un niña de 12 años, vio como su hermana cogía algo del suelo y se lo daba en la mano. Se le cayó, y cuando fue a recogerlo explotó hiréndole. Cayó al suelo y lo único que recuerda es que no podía oir nada. Su hermana, herida por la metralla la arrastró hasta casa y su madre la llevó al hospital. El médico dijo que había que cortarle la mano.

Ahora, Zahra no sale de casa, no quiere jugar con los niños. Ya no se lo pasa bien. Los demás se rien de ella y le recuerdan que no tiene pulgar. Allí donde tenía dedos ahora siente frio y se pasa el día intentando calentar lo que queda de su mano. «Sólo quiero que me vuelva a crecer el pulgar y que mi mano se ponga buena. Sólo eso».

La madre de Zahra todavía recuerda como un vecino le llevó el dedo de su hija envuelto en un pañuelo de papel…

Hace ahora algo más de un año, cientos de blogueros consiguieron llamar la atención de miles acerca de cómo nuestros soldados estaban en el Líbano desmantelando unas bombas prohibidas por el Derecho Internacional Humanitario y que, paradójicamente, fabricábamos en España.

Miles se pusieron en contacto con sus representantes parlamentarios exponiéndoles sus preocupaciones acerca de que España no se hubiera comprometido todavía a acabar con la fabricación, almacenamiento y venta de Bombas de Racimo. La campaña Di NO a las Bombas de Racimo que surgió aquí se extendió rápidamente por la red, llegando muy pronto al Parlamento y a los medios de comunicación. Al cabo de diez días de presión el gobierno se comprometió, añadiendo una enmienda a la Ley de Armas que en ese momento se estaba tramitando, a unirse al Proceso de Oslo y firmar el tratado de prohibición de las Bombas de Racimo cuando llegara el día.

Ese día es hoy. Más de 100 jefes de Estado y Ministros de todo el mundo se han reunido en Oslo para firmar un Tratado para prohibir el uso, la producción, transferencia y almacenamiento de bombas de racimo. Se trata, sin duda, de uno de los tratados humanitarios y de desarme más importantes de la década.

La Convención sobre Bombas de Racimo, que contiene las provisiones más importantes que se han visto nunca en asistencia a las víctimas, se firma en el Día Internacional de las personas con disminuciones y en el aniversario de la firma del Tratado de Prohibición de Minas Antipersona de 1997. La firma llega tras 18 meses de intensas negociaciones y significa el principio del fin de estas terribles bombas.

El principio del fin, porque todavía quedan muchas submuniciones por desactivar, muchas víctimas a las que asistir, muchos arsenales que desmantelar, mucha presión que hacer sobre quienes todavía no se han comprometido con personas como Zahra.  Y para ello habrá que seguir trabajando duro, así que… me vuelvo al trabajo.