Estamos perdiendo el norte

Escribo después de leer que el Parlamento Europeo ha aprobado una resolución en la que insta a los Estados miembros adoptar una posición común respecto a la crisis que, ahora, está provocando el hecho de que los Juegos Olímpicos se vayan a celebrar en China y en la que se plantea la posibilidad de boicotearlos en el caso de que mayor país del mundo no se siente a hablar con el Dalai Lama.

Señores y señoras, estamos perdiendo el norte. El verdadero problema de China no es el Tibet. El problema de China son los Derechos Humanos. O mejor dicho, su falta de respeto a los Derechos Humanos.

El problema de China es la pena de muerte. El país asiático acapara el 65% de todas las ejecuciones que tienen lugar en el mundo. El mayor de los países asiáticos aplica esta pena injusta y desproporcionada a delitos no violentos tales como los delitos económicos y los relacionados con tráfico de drogas. Con el agravante de que últimamente, en lugar del tiro en la nuca, está empezando a crecer la ejecución mediante inyección letal. ¿Cuál es el porqué de este cambio? La posibilidad de aprovechar los órganos del reo para transplantes. Amnistía Internacional estima que el 99% de los transplantes que tienen lugar en China tiene este origen.

El problema de China es la censura. Se encarcela a periodistas y escritores, se despide forzosamente a los empleados de los medios de comunicación y se cierran publicaciones. Palabras como Tiannanmen o Amnistía Internacional forman parte de una lista de temas vedados. Quien opta por hablar con libertad tiene un destino claro: cárcel o vigilancia rigurosa.

Decenas de periodistas y escritores se encuentran presos en China por informar de cuestiones consideradas delicadas desde el punto de vista político. Entre estas personas figura Shi Tao, que cumple una condena de 10 años por haber enviado un mensaje de correo electrónico sobre Tiananmen. La empresa Yahoo proporcionó a las autoridades chinas los datos de usuario de la cuenta de Shi Tao que sirvieron para condenarlo.

El problema de China es la represión. Allí donde hay una voz discrepante, el Estado policial actúa. Se celebran juicios injustos basados en cargos falsos que acaban con penas de cárcel o arresto domiciliario. Los activistas no pueden denunciar los abusos cometidos por el régimen.

Ye Guozhu fue condenado a cuatro años de prisión por haber tratado de organizar una manifestación pacífica contra presuntos desalojos forzosos realizados en Pekín en relación con los preparativos para los Juegos Olímpicos.

El problema de China son las detenciones. Miles de ciudadanos están amenazados por las nuevas formas de detención del gobierno Chino que permiten mantener a una persona encerrada sin haberse celebrado ningún juicio. Se trata de la «reeducación por el trabajo» y la «rehabilitación forzosa por drogas».

Ahora mismo en Pekín, con el objetivo de “limpiar” la ciudad de cara a los juegos olímpicos, un mendigo, un toxicómano, un taxista sin licencia o un repartidor ilegal de publicidad se arriesga a ser detenido por la policía y permanecer así, sin cargos ni juicio, de seis meses a cuatro años.

En definitiva, el problema de China es la libertad y el respeto a los Derechos Humanos. No dejemos que los medios de comunicación nos hagan perder la visión de conjunto intentando crear un juego de antagonismos que pone ciertas caras al enfrentamiento. El protagonista de este asunto no es el Dalai Lama, el protagonista de lo que ocurre no es Hu Jintao.

El protagonista es el ciudadano chino condenado a pena de muerte, lo es también el ciudadano chino que escribe un email incómodo y es enviado a la cárcel, el protagonista es el activista confinado por la policía en su casa para que no llame la atención sobre las violaciones de Derechos Humanos, el protagonista es el detenido por pedir para comer.

Los chinos inventaron la brújula pero hace tiempo que su gobierno perdió el norte. No lo perdamos nosotros. La brújula indica claramente el camino, no es una cuestión de regiones ni de soberanismos, es una cuestión mucho más amplia, mucho más básica y necesaria, es una cuestión de libertades y derechos.

Libertades y derechos de todos los chinos.